Es noche cerrada en Barcelona cuando cogemos el avión que nos ha de llevar a Málaga. Ha sido un día claro y sin nubes en el Pirineo. Las temperaturas bajas por la mañana a lo largo del día el sol las ha ido suavizando.
El avión despega completamente lleno. Nos acompaña un grupo de “ultras” del Málaga que vuelven de Milán y celebran la victoria de su equipo. Frente boquerón. Descendiendo hacía Málaga las nubes nos invaden y algún que otro relámpago y algunas turbulencias nos sacuden en el avión. Llegamos lloviendo.
Y lloviendo continuamos el camino hasta Baena con Carlos como anfitrión.
¿Qué decir de este fin de semana largo que pasamos entre la Subbética y Cazorla?
Que nos sorprendió por su gente y por sus paisajes.
Su gente nos acogió con los brazos abiertos. Carlos con toda su familia y conocidos nos hicieron sentir como si fuera la nuestra. Dani hizo un montón de kilómetros para vernos unas horas. Los compañer@s de la escuela nos hicieron reír un montón con sus anécdotas y su hablar tan “salao”. Los alumn@s que esperan con ilusión conocer a los nuestr@s. Los padres y madres a los que abrimos un poco las ventanas del mundo.
El avión despega completamente lleno. Nos acompaña un grupo de “ultras” del Málaga que vuelven de Milán y celebran la victoria de su equipo. Frente boquerón. Descendiendo hacía Málaga las nubes nos invaden y algún que otro relámpago y algunas turbulencias nos sacuden en el avión. Llegamos lloviendo.
Y lloviendo continuamos el camino hasta Baena con Carlos como anfitrión.
¿Qué decir de este fin de semana largo que pasamos entre la Subbética y Cazorla?
Que nos sorprendió por su gente y por sus paisajes.
Su gente nos acogió con los brazos abiertos. Carlos con toda su familia y conocidos nos hicieron sentir como si fuera la nuestra. Dani hizo un montón de kilómetros para vernos unas horas. Los compañer@s de la escuela nos hicieron reír un montón con sus anécdotas y su hablar tan “salao”. Los alumn@s que esperan con ilusión conocer a los nuestr@s. Los padres y madres a los que abrimos un poco las ventanas del mundo.
Estoy segura que con este embrión de intercambio escolar que haremos la próxima primavera abriremos muchos puentes, conoceremos otras maneras de vivir, otros paisajes, …. pero sobretodo haremos muchos amig@s.
Gracias a tod@s ell@s por estos magníficos días.
Pero no todo quedó con los preparativos del intercambio escolar….. como no podía ser de otra manera aprovechamos el tiempo para andar por el monte.
Conocimos la Subbética bajo la lluvia en Zuheros al atardecer, con el río Bailón bailando de lo lindo. Su rugido se oía desde lo alto de la crestería bajando rabioso por donde dicen que a veces no baja ni agua.
Gracias a tod@s ell@s por estos magníficos días.
Pero no todo quedó con los preparativos del intercambio escolar….. como no podía ser de otra manera aprovechamos el tiempo para andar por el monte.
Conocimos la Subbética bajo la lluvia en Zuheros al atardecer, con el río Bailón bailando de lo lindo. Su rugido se oía desde lo alto de la crestería bajando rabioso por donde dicen que a veces no baja ni agua.
El pueblo blanco, recogido, tranquilo …. con la torre dominando el paisaje en medio de los millares de olivos bien dispuestos en los campos, resiguiendo las ondulaciones del paisaje hasta donde el horizonte alcanza.
El sábado lo empleamos en conocer la sierra de Cazorla, concretamente recorrimos el camino del río Borosa hasta su nacimiento y las lagunas. Ese día la lluvia nos dio un respiro y pudimos disfrutar de una magnífica salida con los colores del otoño, con agua por todas partes y con el “verde que te quiero verde” de Lorca pintado en el paisaje.
El camino va siguiendo el curso del río Borosa. Son 11 kilómetros de ida con un desnivel de unos 670 metros, lo cual hace que sea un camino muy asequible. El río con sus aguas transparentes verdosas va modelando el terreno con pozas y cascadas en medio de grandes bloques de piedra caliza.
El camino va siguiendo el curso del río Borosa. Son 11 kilómetros de ida con un desnivel de unos 670 metros, lo cual hace que sea un camino muy asequible. El río con sus aguas transparentes verdosas va modelando el terreno con pozas y cascadas en medio de grandes bloques de piedra caliza.
La Cerrada de Elías es un tramo de río estrecho en el cual el camino está casi esculpido en la roca. Cuevas y pozos también nos los encontramos al paso.
Mirando fuera del río el bosque de encinas, con su verde oscuro contrasta con los amarillos de las higueras y los rojos de los frutos del madroño.
El valle se va cerrando. Las paredes de roca lo acaban encajonando. ¿Por dónde subiremos? Por dentro de la roca, unos túneles han sido agujereados para llegar fácilmente arriba. Una acequia recorre el túnel para hacer saltar el agua estrepitosamente al vacío y así aprovechar su fuerza para hacer electricidad.
El valle se va cerrando. Las paredes de roca lo acaban encajonando. ¿Por dónde subiremos? Por dentro de la roca, unos túneles han sido agujereados para llegar fácilmente arriba. Una acequia recorre el túnel para hacer saltar el agua estrepitosamente al vacío y así aprovechar su fuerza para hacer electricidad.
Una vez arriba el terreno es llano y hay las lagunas. También allí nace el río, con fuerza, con mucha fuerza emerge de las entrañas del suelo.
Cuando ya íbamos a regresar por donde habíamos subido, vimos al zorro en medio del camino. Nos acercábamos y no se iba. Nos dejaba acercarnos a un par de metros. Nos sentamos a contemplarlo. Una cosa así es única y no podíamos dejar de admirarlo. Carlos se sacó la mochila y…. el zorro se acercó más. ¡Estaba acostumbrado a que le dieran de comer! Le acercamos, no sin reparos, un trozo de bizcocho que había hecho Lola. Y se acercó a comer en nuestras manos. Estuvimos un buen rato fotografiándolo y observándolo. Era un ejemplar adulto magnífico.
Dentro de mí tuve un dilema. Me encantó poderlo tocar y tenerlo tan cerca pero por otra parte pensé que si se hace dependiente de las personas para comer puede pasar muy mal el invierno. Por eso aunque no pude resistirme a darle un poco de bizcocho no debería haberlo hecho.
Cuando ya íbamos a regresar por donde habíamos subido, vimos al zorro en medio del camino. Nos acercábamos y no se iba. Nos dejaba acercarnos a un par de metros. Nos sentamos a contemplarlo. Una cosa así es única y no podíamos dejar de admirarlo. Carlos se sacó la mochila y…. el zorro se acercó más. ¡Estaba acostumbrado a que le dieran de comer! Le acercamos, no sin reparos, un trozo de bizcocho que había hecho Lola. Y se acercó a comer en nuestras manos. Estuvimos un buen rato fotografiándolo y observándolo. Era un ejemplar adulto magnífico.
Dentro de mí tuve un dilema. Me encantó poderlo tocar y tenerlo tan cerca pero por otra parte pensé que si se hace dependiente de las personas para comer puede pasar muy mal el invierno. Por eso aunque no pude resistirme a darle un poco de bizcocho no debería haberlo hecho.
Su visión nos dio alas para la vuelta y medio corriendo, medio andando y haciendo muchísimas fotos llegamos al punto de partida cuando empezó a llover de nuevo.
Gracias a tod@s los que nos acompañaron estos días en Andalucía. Hemos visto vuestra generosidad. Gracias Carlos.
No os preocupéis por el zorro. Lleva muchos años saludando a todos los que van por esa zona. Está domesticado. Saludos para todos.
ResponderEliminarEs muy bonito que los niños conozcan a otros,especialmente a los que no son de andalucía.También
ResponderEliminarque se que hagan muchos amigos.