Bombero de profesión, Dani es amigo y rival de las carreras por montaña, llegó hace unos años con las ideas claras " yo quiero ser una de los mejores corredores por montaña", el otro día en el aeropuerto de Ginebra (Suiza) antes de volver a España, le comenté si se animaba a contar lo que allí vivió, con una sonrisa en la boca me dijo "SI", amig@s, aquí os dejo a uno de los atletas Andaluces con más proyección,....
Como viví la CCC.... por Daniel García...
Se aproxima la prueba más especial y esperada de todo el año, un ultra en los Alpes.
Empiezo por la típica incertidumbre de los días previos a una prueba tan especial como esta en la que te preguntas: ¿habré entrenado suficiciente? ¿Habré entrenado mucho? habré descansando mucho? ¿A que ritmo debo salir?... Supongo que son los nervios. Y encima el viaje un poco complicado, la prueba antidoping en francés, vamos un chau.
El día de la prueba, a pocos minutos de la salida, los típicos nervios buscando servicios, calentando y revisando que no falte nada, hasta que me meto en el cajón de salida y seguimos con los nervios viendo el material que llevan los demás. Me agacho en cuclillas y veo todas las piernas apelotonadas, todas finas, marcadas y con venas. ¡Uff qué nivel! No sé a que ritmo salir.
Suena la bocina de salida y todo se calma, ya no hay nervios, sólo mi respiración y mi pulso. Después de un km más o menos me voy colocando en el grupo de cabeza que no iba demasiado rápido. En poco empieza el puerto larguísimo y durísimo en el que me doy cuenta que me llevan forzado con gente detrás y delante sin poder moverme y me pongo a la cola para ir más relajado, aunque no me encuentro muy bien. Me van sacando poco, nada preocupante pero cuando coronamos veo como todos se tiran para abajo ¡como si de un trail de 20 km se tratase! Y es cuando empiezo a pensar: voy mal, se me van y eso es para mí muy rápido siendo 100km. Empiezan a dolerme las piernas en los pocos repechos que hay y no consigo meterme en la carrera. Km 25: pienso que si en esta distancia a la que estoy tan acostumbrado no me encuentro bien seguramente no podre seguir hasta los 100, ¿me retiro? ¿Me paro? Voy fatal, me rindo y entonces me acuerdo de un amigo (pazos) que me repetía: “cuando no puedas mas sigue que eso se pasa”, y pienso: ¡si él seguiría, yo también! Tengo que seguir.
Solo aflojo un poco, olvido la ansiedad de ir con el grupo y sigo. Al poco rato todo iba sobre ruedas, me encontraba mucho mejor, iba fluido y empezaba a ver que algunos de delante ya aflojaban y los pillaba. Ya no sabía ni el puesto que llevaba pero estaba disfrutando que era lo importante y a ese ritmo si que terminaría. Cuando llego al km 40 veo como m ponen un GPS en la mochila y eso era buena señal tenia que ir entre los 10 primeros, así que con la alegría de saber que mis amigos me seguirían por GPS y verían que iba bien me subía la moral y apretaba el ritmo, aunque hasta que no llegara a Champex (km54) no sabría nada seguro porque todos hablaban en francés y yo ni papa.
Voy adelantando a algunos que iban a menos y voy pensando en los 5 primeros y apretando, cuando llego a Champex me espera María (mi mujer) y me dice: ¡vas el 6º!!! y empieza bla bla bla bla! Y yo: ¡eeeeehhh, tranquila que estas atacada!!! (jiji). Se relaja un poco y empieza a darme geles, barritas, aminoácidos, todo rapidísimo y en menos de 3’ estaba fuera como los boxes de formula1. ¿Qué haría sin ella? (jijj). Salgo corriendo en busca del top 5 pero me paran para hacerme control de material. Algo rapidito pero en francés… Bueno todo correcto y sigo con más ilusión a por el quinto!! ¡¡Yujuuuuu!! Aparece mi amigo Dani, persona que me da referencias del siguiente que está cerca. Ya sólo quedan 3 puertos esto está hecho! (Jiji). Un poco positivo. El siguiente puerto se me hace súper largo, no termina nunca y tengo que andar en muchos tramos pero en la bajada me encuentro uno andando y lo paso pero no hace ni el amago de pegarse y digo: uno menos, quinto!! Y ¿a cuánto estará el pódium? Bueno, bueno, me estoy emocionando, así voy bien. El siguiente puerto si lo subo con mas chispa y en mitad me encuentro un corredor tumbado boca arriba mirando al cielo y quieto como una estatua, me apresuro y le pregunto qué te pasa, llamo a alguien, ¿estás bien? y el me dice: estoy bien, nada, déjame!! Gracias. Y yo: ¡¡joooder!! ¡¡Qué reventón!! Pero… yuuujuuu!! Voy cuarto!!, no me lo creo! Voy a un ritmo bueno sin arriesgar y sin saturarme si veo al tercero el pódium es mío! y sin darme cuenta estoy bajando a toda pastilla jijij. Ya escucho los ánimos y los cencerros de lejos del siguiente avituallamiento y me digo en este avituallamiento tengo que parar más, que no he parado nada en los otro y me he colado bajando en esta última. Cuando llego mi hermano Rubén me dice: el tercero esta a 2’ ¡lo tienes hay!!, súper emocionado corriendo tras de mí. Y entonces todo cambia, entro en el avituallamiento (km81) y me digo: no hay tiempo. Me tomo 2 geles que me da María y me llevo 3 más en las manos y salgo viendo al tercero a lo lejos y María por detrás: ¡no te cebes, que lo coges!!. Y empiezo a pensar: como apriete igual reviento y pierdo lo que tengo, ¿qué hago? Me acuerdo de Antonio (mi entrenador) diciéndome: se valiente y no descartes nada, haz la carrera como eres en tu vida. Y me digo: a por todas, a por él!! Y me lanzo viendo como las piernas responden asombrosamente después de 80km. Lo cojo en un plisplas y veo que no va bien pero me pongo detrás esperando el momento de darle el palo. Estamos en la última subida y él va delante sin beber intentando dejarme con pequeños apretones que voy aguantando como puedo mientras como y bebo. En cuanto afloja la pendiente me digo: tiene que ser de un palo, no puedo hacer igual que él sino vamos a llegar a meta juntos sin rendirnos ninguno. Y me lanzo como si tuviera las piernas nuevas. Me pongo delante y aprieto, noto como se va descolgando (¡qué dolor de patas!) y digo: no puedo mirar, que crea q voy bien, tras un rato bajando estoy destrozado y aprovecho una Z del camino para ver que se había rendido. ¡¡Bieeenn!! ¡¡Qué subidon!! Voy tercero y esto ya no me lo pueden quitar, no dejo de apretar y con la emoción entro en Chamonix abriendo piernas como si llevase 20’ de trote, es asombroso lo que aguanta el cuerpo humano.
Empiezo a ver gente y más gente. Todos animando, gritando, gritando mi nombre, era algo alucinante poner las manos para que les chocase… eran cientos. ¡Qué subidón! Giro y veo ese arco de meta tan esperado. Me recorre esa sensación que sólo se tiene cuando terminas una prueba de las largas. Sensación de alivio, dolor, alegría y orgullo. Un coctel de sentimientos y emociones que solo se consigue al llegar a meta. Eso tengo que repetirlo, es brutal. Tras la meta me esperaba María que me abrazaba y mi peque, mi hermano, mi madre, todos flipando. En cuanto me doy cuenta de que he hecho pódium me doy la vuelta y vuelvo a pasar por el último pasillo de meta, chocando las manos a los espectadores para saborear un poco más aquella sensación tan especial y grabarla en mi memoria. Finalmente paro y me siento para la entrevista (que era en francés, jiji) y noto como desaparecen todas las fuerzas que tenia y empiezo a sentir cansancio y dolor de piernas como si hubiera corrido todo el día…
“…para mí búscame en la cima es un lugar donde compartir nuestras vivencias en la montaña, un medio por el que la gente puede ver qué sentimos en la montaña y una forma de expresarse de un amigo…”
Conociendo a Dani, su familia,... es el pilar más importante para conseguir todo lo que está consiguiendo,...
¡Grande Dani!
ResponderEliminarUn idolo, un ejemplo a seguir, un gran amigo.Grande Dani.
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