jueves, 4 de junio de 2020

Edurne Pasabán “Nuestro corazón sí sueña en escalarla”


Quizás faltaba una entrevista de este tipo, a una persona que ha conseguido muchísimas cimas y siendo la primera mujer en el planeta en conseguirlo, en cimas de más de ochomil metros. Pero… más allá de sus logros, encontraréis una grandísima mujer, la cual agradezco la sinceridad en sus respuestas y el cariño a la hora de responderlas. Como ella misma os contará, “escalar con el corazón es escalar lo que te gusta”. Sin más, os dejo con la definición de la montaña “Ama Dablan” que significa “Collar de la madre y de la perla” …

¿Quién es Edurne Pasabán?

Bueno, Edurne Pasabán es una chica que nació en el País Vasco, en un pueblo pequeño llamado Tolosa. Su afición siempre han sido las montañas; un día soñó que uno de sus hobbies, que era escalar y hacer montaña, se convertiría en su profesión y con esfuerzo lo consiguió. Y así fui haciendo montañas por todo el mundo y un día terminé un proyecto muy grande, que era el proyecto de mi vida: hacer las catorce montañas más altas del mundo, los catorce ocho miles. Y me convertí en la primera mujer en el mundo en conseguir este reto.

¿Qué significa para ti la familia?

Para mí la familia significa todo, quizás es el pilar más fuerte que te hace plantearte retos y conseguirlos, ¿no? Creo que todo lo que he hecho en mi vida y que he conseguido ha sido porque mi familia me ha apoyado. Y entiendo así la familia, como esas personas que te quieren, te apoyan y que te ayudan a hacer tu camino. Y así ha sido mi familia y así con esos valores intento crear mi familia, pero para mí es el pilar más importante de mi vida.  

¿Con qué sueñas?

Sueño con muchas cosas, sueño a nivel personal en poder ser una buena madre, en que quizás puedas transmitir todos los valores que mis padres y la montaña me dieron, a mi hijo. Sueño con que porqué no, quizás con retomar más el mundo del alpinismo, ya que estos últimos años lo he tenido un poco de lado, porque me he centrado en tener a mi hijo Max y ahora tiene tres años.  Eso hace que no haya podido hacer muchas expediciones y viajar mucho. Sueño en otra medida a retomarlo. Sueño con un mundo mucho mejor o por lo menos con unos valores. Estamos saliendo de una crisis sanitaria y económica muy grande después del COVID 19 y sueño con que sea esto un aprendizaje para el mundo, pero realmente no me está pareciendo que lo sea, por las actuaciones que estamos viendo. Entonces soñaría con un mundo con mejores valores que los que tenemos. 

¿Correr o saltar?

Depende de en qué momento, creo que correr sinceramente solo para entrenar porque si corro para escapar de alguien o de algo malamente, nunca he querido correr para conseguir nada, ni para escaparme de nada. Lo cual, quizás, me quedo con saltar porque para mí es un significado de alegría, saltar de que hayas conseguido algo por lo cual me quedo con saltar.

¿Atardecer o amanecer?

Según en qué momento de tu vida. Para mí los atardeceres me han transmitido siempre tranquilidad y serenidad, me transmiten también la parte romántica de la vida. Porque lo identifico con un momento romántico y el amanecer lo miro con esperanza. Los amaneceres que mejor he vivido, los más bonitos que he vivido han sido en el Himalaya, esos amaneceres que veías hacia la cumbre de una montaña de ochomil metros y esperabas con ansia que llegara el amanecer, sobre todo porque vendría ese calorcito del sol y que esas temperaturas de menos 30 grados bajo cero se subirían un poco y de esa manera tendríamos más cerca la cumbre. Para mí ambos, amanecer y atardecer son momentos importantes.

Qué prefieres, ¿escalar con el corazón o con la cabeza?

Bueno en cada momento una cosa u otra, escalar con el corazón es escalar lo que te gusta, lo que te apasiona y las montañas que te gustan  pero… hay que escalar con cabeza y con mucha claridad, yo creo que un escalador tiene que tener mucha cabeza a la hora de escalar sobre todo porque tu corazón te puede estar diciendo una cosa pero creo que la cabeza es más importante; la cabeza hay que escucharla porque ella te dirá si puedes hacerlo. A veces nosotros con el corazón nos planteamos retos muy grandes: nos gustaría hacer montañas muy grandes y quizás nosotros no podemos tener el nivel para escalar esas montañas, pero sí soñamos, porque nuestro corazón sí sueña en escalarla. La cabeza es más racional, lo ve más claro, te hace ver si tú vas a poder escalar esa montaña sí o no, por lo cual tiene que haber una parte de corazón de soñar y un gran parte de cabeza a la hora de escalar, creo yo.

¿Cuál de tus 8.000 te ha hecho reflexionar más sobre tu vida?

Todos los 8.000 han sido importantes, pero quizás el K2 fue uno de los 8.000 más importantes de mi vida. Fue en el año 2004, era mi sétimo 8.000, sabía que era la montaña más complicada de los 14. A mí me salió la oportunidad de tomar parte del equipo del “Al filo de lo imposible” para escalarlo, con grandes alpinistas como Juan Vallejo, Mikel Zabalza, Ferrán Latorre, Juanito Oiarzabal,… Grandes referentes para mí y bueno, yo tenía mucho miedo de ir al K2 por muchos motivos: porque era una de las montañas más peligrosas y difíciles que había, y porque en el equipo en el que iba, pues era un equipo exigente y tenía que estar a la altura. Venía de escalar siete montañas de 8.000 metros y estaba intentando abrirme un camino en un mundo bastante masculino, en un mundo difícil de hombres, en un mundo del alpinismo y necesitaba el demostrar esa credibilidad de que era capaz de hacer cosas. Creo que el K2, fue un antes y un después en mi carrera de los 8.000 porque, por una parte, como alpinista creo que cogí fuerza y credibilidad hacia a los demás, y también yo gané personalmente en confianza, en pensar que después de subir al K2 pues pude pensar en hacer los 14 ochomiles.

¿Cuál es tu montaña favorita?

Creo que en cada sitio hay una montaña favorita, en los Himalayas y en los ocho miles seguramente si me dices cuál, sería el K2, por lo que os contaba anteriormente y porque es una montaña espectacular pero si estaría pensando aquí en mi tierra, en donde yo he nacido, pues mi montaña favorita es el Txindoki y quizás una de las montañas más bonitas que algún día escalaría en los Himalayas pues es una montaña d casi 7.000 metros, que es el Ama Dablan. No tengo una montaña favorita, hay varias montañas favoritas.

¿Cuál ha sido tu cima interior más difícil de escalar?

Seguramente superar una depresión que superé en el año 2006. En ese año viví y conocí desde muy cerca lo que es una enfermedad mental, la depresión, que me mantuvo mucho tiempo enferma, durante un año, cuatro meses de ese mismo año en un hospital, y de ser una persona hiperactiva, haciendo mucha montaña, quizás desde fuera viendo la gente una persona muy feliz, pues me encontré en mi vida en un agujero negro en el que alguien puede estar, y en el cual no encontraba camino para superar aquello; aquella dificultad, aquella cima, de la depresión, para mí fue de las más difíciles que he escalado y será siempre la más difícil.

¿Cuál es tu alpinista de referencia por sus valores y compromiso con la montaña?

Ahora mismo no tengo, he admirado a muchos alpinistas y los admiro, siendo grandes alpinistas, pero quizás simplemente no diría grandes nombres de grandes referentes que todo el mundo conoce. Para mí los alpinistas que yo tengo de referente y que admiro mucho son los que, en mi mismo club de montaña, que con 16 años me enseñaron mucho de lo que sé ahora, aquellos alpinistas del club de montaña que vieron a esa niña con ganas de hacer montaña, viajar, … ellos eran mayores que yo y ellos me enseñaron todo lo que sé. Ellos me llevaron la primera vez a los Alpes, de allí a los Andes y de allí me fui con ellos al Himalaya. Esos son mis alpinistas de referencia y los que me han inculcado los valores de verdad de la montaña.

¿Dónde te ves en un futuro?

Me veo un poco como estoy ahora mismo, con mi familia, dando clases y dando conferencias sobre motivación, trabajo en equipo y liderazgo, como lo estoy haciendo. Me formé como coach, con lo cual, todo lo que he aprendido de valores, de trabajo en equipo, de caerte y volverte se a levantar, lo aplico al día de hoy en el mundo de la empresa. Me veo haciendo esto y quizás me gustaría verme en el futuro un poquito más activa en la montaña, pidiendo irme cada dos años a una pequeña expedición o sintiendo aquellas cosas que sentía cuando montaba una expedición; así me vería en un futuro. Pero siempre vinculada a la montaña.

¿Te consideras una buscadora de cimas?

No, no me considero una buscadora de cimas. He hecho los 14 ochomiles porque fue un poco sin querer. A ver, yo empecé a hacer montaña, empecé a escalar en el Himalaya, subí al Everest en el 2001. En aquel momento, si me hubieras preguntado, hubiera dicho que nunca que jamás hubiera acabado los 14 ochomiles. De hecho, el proyecto de los 14 ochomiles surge en mi vida y me lo planteo en mi noveno ochomil, con lo cual no estaba buscando esas cimas, iba haciendo, pero no por sumar una cima más, sino porque mis amigos me invitaban a subir ochomiles a expediciones . Es verdad que he sumado los 14 ochomiles, pero todo lo que engloba a una expedición, el ir, el viajar, el estar con los amigos, es lo que me llama. Y si fuera una coleccionista de cimas estaría aquí enferma en hacer todos los picos del planeta, del Pirineo, de 3.000 metros o lo que sea… Para mí, la cima es la guinda del pastel, para mí el camino es más importante y todo lo recorrido para conseguir esa cima.

¿Qué es para ti “búscame en la cima”?

Es un proyecto en el que una persona soñó en hacerlo y lo ha realizado. De alguna manera creo que es el proyecto en el que él puede transmitir y llega a los demás con sus sensaciones y con sus emociones. Es algo bonito y creo que le puede gustar a mucha gente.

Algo que quieras decir y no me hayas dicho... 


Seguramente los que leen este blog es gente como yo, que le apasiona la montaña y que lo más grande que podemos hacer es lo que más nos gusta y estar en la naturaleza. Que seamos capaces de cuidarla mucho y disfrutar de ella.

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