jueves, 12 de septiembre de 2013

Finisher UTMB 168 km + 9.600 m de desnivel



UTMB… Iniciales que significan una historia, un mundo, un lugar donde encontrarse, donde reinventarse, simplemente Ultra Trail du Mont Blanc. Muchos años viendo imágenes, videos, madrugando para ver cómo van mis amigos del Hockey Alcalá, ver volar a Kilian por un recorrido solo realizado por unos pocos “finisher”, montañas infinitas, glaciales, noches, pueblos, gentes. Es la carrera de Trail más famosa del mundo y para algunas personas el campeonato del mundo no oficial. Para preparar este tipo de prueba hay que estar físicamente bien pero, más aún, mentalmente porque sabes que te van a surgir muchas dudas las cuales te forzarán para poder abandonar. Suena Vangelis a las 16.30 en el arco de salida, lo único que pasa por mi cabeza es volver a ver este arco… para ser “finisher”,  pero aún queda mucho, me meto en la película que estoy viviendo, en la que siempre me hubiera gustado ser el protagonista, el guía de mi propia historia, pero sabía que esta vez iba a ir acompañado de mis amigos para así asegurar acabar esta aventura. Salimos de los últimos, así lo marcará nuestro primer parcial en el puesto 1.700 algo que no me preocupa, sé que eso no será determinante a la hora de afrontar las subidas y bajadas.

Pasamos las Houches con un buen ritmo, la gente sale muy rápido, nosotros imponemos nuestro ritmo. A mi lado me doy cuenta que veo a un corredor que me suena. ¡¡Anda!!! si es Alessandro, amigo de Kilian que lo conocí en la Cerdayna. Le saludo (mi dominio del italiano no es muy bueno), durante la carrera nos iríamos encontrando,.. Empezamos la primera gran subida Délevret… nos mantenemos juntos Emilio, A.Jiménez, Rafa, J.M De La Oliva y yo. En un momento a mitad de subida Jose Maria decide irse para adelante en solitario, nos dijo que era para ir más rápido en las subidas para después perder tiempo en la bajadas para no castigar sus maltrechas rodillas. Fue la última vez que lo vimos, jejeje, menos mal que le dolían las rodillas. Comenzamos después de coronar el puerto, una bajada que siendo la primera me determinaría la manera de afrontar la carrera, me dejó sin piernas, cuando paramos en el avituallamiento de Saint-Gervais  parecía que llevaba más de 100 km, estaba destrozado, por mi cabeza empezaron a pasar muchas cosas, la temida “retirada”,.. pero ¡NO! no podía ser, ¿Por qué? Continuamos dirección las Contamines, no tengo fuerza… Volvemos a parar a comer algo solido y en mi cabeza empezaban a pasar “fantasmas” que me invitaban a rendirme, pero  quería continuar, empezaríamos la subida al Croix du Bonhome, que larga la subida, muy larga, larguísima… Bastones en mano y buen ritmo, una fila de gente nos indican el camino, una de las imágenes más espectaculares, todos  con sus frontales encendidos. Bajamos a Chapieux, continúan mis piernas muy castigadas, pero ¿qué me pasa?… físicamente bien, muscularmente muy mal… y si era poco lo que estaba pasando, salimos del avituallamiento y me empieza a dar sueño. No fue muy larga esta sensación y la pasé rápida, observando a nuestro alrededor o recordando muchas cosas por mi cabeza “carreras, montañas, familia, colegio...”.

Subimos el Col de la Seigne, continuamos con buen ritmo, aunque la rodilla de A.Jiménez ya va tocada, los cuádriceps de Emilio tampoco van muy bien, Rafa se fue y nos esperó en el avituallamiento Lac Combal. Nos volvimos a juntar, yo aun no había tomado ningún gel, con sólidos e isotónico me estaba yendo muy bien, también un poquito de café caliente no iba mal. En tema de material aquí me puse el goretex porque tenía algo de frio, pero con la camiseta técnica larga y el cortavientos se iba muy bien porque la temperatura mínima era de 8 grados. Última subida antes de llegar a Courmayeur, Aréte du Mont Favre quizás una de los amaneceres más bonitos de mi vida, montañas de más de 4.000 metros y glaciales. ¡¡Uuufff!!!, todavía no lo he olvidado, incluso sueño con volver a estar allí. Hacemos cima y  nos paramos a hacer una foto, el  momento lo pedía. Antes de comenzar el descenso me acuerdo de las palabras de mi amigo A.Mudarra: “cuidado con esta bajada, invita a correr rápido pero puede desgastar mucho”.

 Llegamos a Courmayeur, nos cambiamos de ropa,  comemos algo sólido, reponemos los bidones. Con poco tiempo de descanso empezamos la ascensión al refugio Bertone, aquí empezaría la CCC del año pasado, pero eso sí con un clima totalmente distinto, el sol estaba mucho más presente que en la edición del año anterior. La subida no es complicada, la pasamos con poca dificultad y continuamos dirección el Refugio Bonatti. En este terreno y siendo de día íbamos bastante frescos, aún llevando unos 89 km ya en las piernas. Bajada desde el Bonatti hasta Arnuva en el cual pararíamos para repostar y comer algo sólido y empezar la subida a la cima más alta de la carrera Grand Col Ferret 2.537 m. Aquí me coloqué los cascos para ir oyendo un poco de música, me acuerdo de los gestos de Emilio moviendo la cabeza como bailando a la vez que escuchaba mi música. lL subida fue una gran subida, con unos buenos tramos inclinados y castigando algo el sol porque la iniciamos para las 14.00. Paramos un poco en la cima, donde nuestro compañero Jiménez lleva muy castigada la rodilla y le costaba apoyarla. Se ve algo impotente por llevar al resto frenado pero como decidimos al principio, ¡tenemos que llegar los cuatro juntos a Meta!. Pasaríamos por la Fouly donde comeríamos de nuevo y yo tomaría una barrita salada pero nunca gel, no me apetecía.
Continuamos la bajada (que esto en mi pueblo no es bajada, son toboganes ) hasta Praz de Fort. Creo que esta es una anécdota que nos quedará grabada para toda la vida y yo como maestro vi en aquellos niños a mis alumn@s. Una sencilla mesa de color en un prado, con varios vasos de colores y un par de jarras con agua, rodeado esto de dos niñas y un niño (edades de entre 6 a 7 años), ofreciéndote un avituallamiento con sus propias manos. Prometo que yo no probé el agua de la impresión que me lleve, mis compañeros sí, que imagen, que feliz, les saludamos. Continuamos y nos dirigimos hacia Champex-Lac, subida, subidón!!! Paramos en este gran avituallamiento y planteamos estrategia, después de llegar de día. No paramos mucho en este avituallamiento y hacemos subida rápida a la Bovine. También vamos a tomar tres cafés, para las tres subidas que nos quedan y así intentar que no nos ataque mucho el sueño. Así hicimos, pusimos un buen ritmo en la subida la cual la pasamos rápido y la bajada tranquilos hasta Trient. Paramos algo más, comenzamos la subida a la Catogne, ¡¡uuuff, qué dura, qué sueño!!, recuerdo mover los bastones y no ser consciente. Silencio rotundo entre los cuatro, para en mitad de la subida coger un respiro. Duro no, durísimo el sueño, agua en la cara, no sirve, doy un paso, otro paso, el sueño pesa mucho. Intento distraer la mente, pensar… ni me acuerdo que llevo la música. Pasan los minutos como horas, se mueve todo raramente, llego a la cima algo más espabilado. Bajadita de caídas, doblo hasta uno de mis bastones. Emilio cae varias veces, Jiménez sufre con su rodillas hasta límites que el sólo sabe, Rafa parece ser que es el más fuerte en este momento. Llegamos a Vallorcine, sólo una subida, esperando ver amanecer y ver la Meta. ¡Qué barbaridad de subida!!!! ¡¡Escaleras de piedra interminables!!!! Pero ya no queda nada, ¡¡vengaaa!!!! La Tete aux Vents, que dureza ¡¡uuufff!!! Pero eso sí, feliz, muy feliz, la ansiada Meta está muy cerca. Emilio y Rafa imponen un gran ritmo, mis pies ya no pueden ir igual porque las ampollas y un dedo gordo, que a día de hoy continua dormido, me hacen de esa senda un martirio… Me quedo con A.Jiménez un poco atrasados y así le hago compañía, ¡¡uuff!! lo que debe estar sufriendo con la rodilla.

Último avituallamiento La Flègére, brindis entre Emilio y yo de café, pensamos: “ya está hecho” Bajada más rápida de lo esperado, incluso estamos a punto de bajar de las 40 horas pero eso ya da igual. A un par de kilómetros de la llegada encontramos a Loren: “Campeones”. Qué alegría. Nos tiramos a él como si no hubiéramos visto a nadie desde el Viernes. Pasando por nuestro apartahotel se une al grupo nuestra “Luci” (bueno, la mujer de Rafa, jejej)… Todo a partir de ahora es alegría, cada pisada te recuerda los anteriores 165 km vividos. Empiezo a sentir una sensación muy rara, recuerdo Transvulcania y Cerdayna son ultras que no pude acabar… Creo que esta experiencia me servirá para ser más fuerte. Continuamos hasta llegar al último kilómetro, Miguel y Antonio Mudarra tomando un café y saltando de alegría nos saludan… unos metros más adelante Paquito y Salva nos chocan las manos… Recta de meta, ¡¡buahhh!! Como había soñado volver otra vez hasta este sitio. Saboreo el momento... puños en alto… ¡¡lo conseguí!!! Ahora viene a mi mente: ¿volveré alguna vez? Seguro que si… Saludamos a todos nuestros amigos: Encarni, Salva, Paquito, Miguel, Luci y veo a Antonio Mudarra, no sé qué me pasa que se me llenan los ojos de un extraño líquido… A él le debo tanta motivación en la montaña, me lo hizo tan fácil la primera vez que corrí por  sendas y caminos… Me enseñó a mirar todo lo que nos rodeaba… me pasó de todo por la cabeza… Y a dormir, que me hacía falta. 

Mil gracias a todos los que me seguisteis en facebook y por la web de la carrera, simplemente el apoyo fue espectacular. ¿Y ahora qué?... Pues a seguir mejorando y disfrutando de este bello deporte que es único.



1 comentario:

  1. Vaya pedazo de historia...parece que iba al lado tuyo.
    Dani

    ResponderEliminar