Cuando te
proponen participar en una aventura como la carrera de los 101 km de Ronda, lo
primero que posiblemente a cualquier persona le venga a la mente rápidamente
sean dos cuestiones, la primera referida a la barbaridad de tal distancia y la
segunda, si llega a surgirte, sería algo así como plantearse si uno mismo sería
capaz de acabarla, entonces incluso podrías pensar que por qué no, que tienes buena cabeza, que
con paciencia… pues ahí es donde se genera el gran problema, pues llegada esta
cuestión sabes que harás lo posible por apuntarte y, sobre todo, por
terminarla.
Cuando
conseguimos inscribirnos en la prueba todo era ilusión, conversaciones, risas…
hasta que llegó la semana de la carrera. Días antes nos reunimos para preparar
todo el material, ver qué podíamos necesitar, intentar adelantarnos a posibles
problemas que pudiesen surgir…
Y llegó el
fin de semana, y con él, el tan ansiado comienzo de la carrera. ¡Menudo calor
hacía a las 11 esperando en la meta! Jamás habíamos visto tanta gente en una
prueba de este tipo, y con un ambiente curioso ensalzado por las diferentes
arengas de tipo patriótico hechas desde diferentes mandos de La Legión, a los
que la gente respondía efusivamente, no sabemos si por verdadero sentimiento o
por no romper el ambiente que con tanto cariño dicho cuerpo había preparado
para todos nosotros.
Al final se
escuchó el tan esperado pistoletazo, o mejor dicho “cohetazo”. ¡A correr se ha
dicho! No sé lo que vivirían los miles de participantes, pero estos seis “infieles” que aquí se retratan pueden
asegurar que los vellos se ponen de punta cuando ves a tanta gente animarte a
lo largo de las calles Ronda y durante todo el camino, con una ilusión que pareciese
que a todos nos conociesen de toda la vida.
Los primeros
kilómetros fueron buenos, corriendo en su mayoría, impulsados por tanta gente
como había en el grupo, que unía desde la cabeza a la cola de la carrera a lo
largo de varios kilómetros. Los problemas empezaron a surgir aproximadamente a
los 20 o 30 km, cuando surgieron las primeras rozaduras, pero bueno, eso me
servirá para poder finalizar con la conclusión que horas después saqué. Hay que reconocer lo mal que se corre con
estas queridas enemigas, pero también debemos ver lo que nos unen al resto de
compañeros de la prueba, tanto conocidos como no. De verdad, gracias por
vuestras cremas, mallas, calentadores que me ofrecisteis… sé que si hubieseis
podido me habríais llevado a cuestas.
Seguimos el
recorrido atravesando pistas no demasiado atractivas y pueblos como Arriate. Ya
mediada la prueba llegamos a Setenil de las Bodegas, ¡qué bonito pueblo! Y lo
que nos pudimos reír con una anécdota de un poni que corría mucho y se quemó o
algo así, ya ni me acuerdo… ¡Ah! Y las risas por nuestras propias lesiones,
porque también es bueno saber reírnos de nosotros mismos, como decía Alfredo
Landa "El sentido del humor consiste en
saber reírse de las propias desgracias."
Es duro ver que has mediado la prueba, y que todavía te pueden faltar
perfectamente otras doce horitas después de llevar nueve y ver que el cuerpo no
es ni por asomo lo que en un principio era. Y encima en el grupo en general
empiezan los dolores de rodilla, humor no tan agradable como al principio…(hay
que ser sinceros).
Alrededor de los sesenta y algo kilómetros el grupo se separó un poco
para volver a juntarnos en el 75 para cenar en el cuartel. ¡Menudo panorama
había en aquel momento! Voy a intentar describir todo sin dejar detalle. Un
compañero se encontraba con el estómago revuelto, ampollas y mala cara; otro en
el fisioterapeuta porque creo que comió tanto por el camino que no sólo los
kilómetros le dejaron los músculos tocados; el tercero con rozaduras y en
nuestra amiga la podóloga, pues una cuesta le había reventado literalmente la
planta de los pies; el cuarto con la rodilla y los pies tocados; el quinto
notablemente cansado y algo incomodándole en los pies; y yo, con una mezcla de
dolores y sensaciones pero centrado en mi hamburguesa y temiendo que los
siguientes 25 km darían como para 5 o 6 horas de recorrido, y por supuesto
temiendo no ser capaz de acabar.
Ese último tramo fue mortal, gracias querido bastón por sostenerme más
de una vez cuando el suelo me llamaba, y gracias compañeros por esperarme una y
mil veces cuando la oscuridad se apoderaba de mí al ver vuestros frontales
alejarse.
También creo que todos en esta experiencia hemos aprendido que hay
dolores que se meriendan a otros dolores, en serio, cuando las ampollas
aparecieron, muchos de nosotros pudimos decir adiós a las rozaduras, pues la
presencia de las últimas enmascaraban a las primeras.
Fueron pasando las horas hasta que llegó el amanecer y vimos cómo nos
acercábamos hasta nuestra tan perseguida meta, Ronda y su Tajo. Menuda silueta
llevábamos, había quien andaba como Chiquito de la Calzada, otro parecía
Robocop, también los había al estilo Playmobil sin poder articular las
rodillas, y no sé cuantos personajes más, porque nos reímos de nosotros mismos
todo lo que pudimos y más.
Al final, y después de tantas risas, sufrimiento, charlas…¡lo
conseguimos! ¡Cruzamos la meta! ¡Reto conseguido! Y unas camisetas y sabrosos
dulces esperándonos para recuperar, nuestras caras eran un poema debido a la
mezcla de sentimientos, en el que claramente predominaba la satisfacción de un
gran logro conseguido, y una palabra que no podré dejar de pronunciar mientras
recuerde este día, gracias, a mis compañeros, a la organización, al que tuvo la
idea…
Para despedirme (y siento haberme extendido tanto, pero puedo asegurar
que resumir 101 km y 21 horas de carrera en un par de folios es tarea bastante
complicada) quiero terminar con un par de conclusiones que saqué de esta
carrera. Una es la fragilidad del cuerpo humano, es increíblemente sencillo
lesionarse y hacerse daño, por lo que hay que equiparse en condiciones y tratar
de prever el mayor número de inconvenientes posibles; la otra es, frente a esta
fragilidad, la gran fortaleza de la mente humana, capaz de llevarnos a límites
insospechados y hacernos luchar por cumplir un sueño, haga frío, llueva,
truene, nieve o granice.
Escrito por Equipo 101
No hay comentarios:
Publicar un comentario