domingo, 25 de octubre de 2020

11 x 3 Cruces 1.140 m. igual a 60 km + 5.369 m. "RETO CONSEGUIDO"


Plantear un reto…quizás haya sido una necesidad debido a la situación que vivimos actualmente, de ausencia de carreras y objetivos deportivos, es algo que tenía en mente. También como idea de partida quería que fuera en un sitio donde no me alejara mucho de la familia (ya que vivimos actualmente una situación familiar complicada). Si a todo ello le sumas que me apasiona correr por la Sierra de Rute, ya que mezcla dos cosas que me encantan: la variedad paisajística y sus desniveles pronunciados, todo siempre dentro del Parque Natural de las Sierras Subbéticas. 


Desde que conocí esta sierra, me ha atraído especialmente el pico de las Tres Cruces 1.140 m. Quizás no es el más conocido pero para mí significa mucho. Empecé a darle vueltas…¿Qué hacer como reto? Lo primero, era meter mucho desnivel en pocos kilómetros, ya que es una debilidad mía (soy más rápido que técnico, y esto me haría ir más despacio). Lo segundo, tener un punto de avituallamiento que no estuviera dentro de la localidad de Rute, alejado del bullicio de la gente y que no estuviera muy transitado. El sitio perfecto fue el Area Recreativa de la Fuente Alta, que además tiene agua y me podía auto-abastecer. Lo siguiente fue buscar el recorrido, sendero y pista, que fuera lo más directa y técnica posible. Quería realizarlo desde el atardecer hasta el amanecer, teniendo en cuenta que aquí en agosto era lo más oportuno por la temperatura; busqué fecha el 18 y hora de salida a las 20:00, teniendo perfectamente medido el recorrido ida/vuelta 5,4 km con +480m, -480m (todo aproximado), para que justo se pusiera el sol cuando llegara a la primera cima. Pero…cuántas subidas y bajadas me dará tiempo a hacer hasta que amanezca? Hablando con mi Maribel, le cuento de hacer unas 10 subidas y bajadas y así realizar 55 km aproximadamente y casi +5.000 m…Pero a ella se le ocurre hacerme un regalo: unas bolas de madera, donde en cada una pone una letra, y que juntas componen una frase motivadora:   L-O  C-O-N-S-E-G-U-Í  SAG*, pero… Si os dais cuenta no eran 10 sino 11! Madre mía! Pues nada, a subir de una en una las bolitas hasta completar la frase en la CIMA. 



Dicho y hecho! Preparé mi furgoneta con todo lo que iba a necesitar en cuanto a alimentación y ropa. Tenía el lugar justo para aparcarla y comenzar con la aventura. Todo estaba perfectamente atado y sin posibilidad de contratiempos ( aunque nunca podrá estar todo controlado). Comenzamos a buen ritmo, contando con un pequeño grupo de amigos que estuvieron pendientes de mí (Pascual Roldán, Maribel, Antonio Reyes, amigos del Hacho Trail,…). Vinieron a verme por algunos puntos del recorrido, respetando mi petición de que no quería que nadie me acompañara corriendo, ya que quería ir en SOLITARIO.… 



Se adentra la noche y voy por la tercera subida, cuando mi frontal ilumina en un tramo de pista de ascenso a un escorpión,  pero pensé “bueno no pasa nada”… En 5 metros vi otro, a unos metros otro más,… Y fue entonces cuando mi cabeza empieza a darle vueltas a todo.  Tras unos minutos, casi llegado a la cima me encontré a Pascual y Dani, se lo comento y me dicen que no piense mucho en estos “bichitos”. Pero, ¿cuál fue el problema? Pues que subiendo los veía, pero bajando, al moverse tanto el frontal no veía ninguno y empezaba a bajar con inseguridad (un error, porque si bajas con inseguridad, la musculatura se sobrecarga). Es entonces, en el momento de llegar al coche cuando me planteo no seguir…pero al mismo tiempo me resisto a renunciar a mi reto, y decido dar una oportunidad más al recorrido. 


Comienzo de nuevo la subida y nada más salir, veo uno pequeño; mi cabeza empieza a fallar, me voy sugestionando y comienzo a pensar que no merece la pena hacer el reto con esa tensión, no porque me vaya a pasar nada, sino por la inseguridad por si molesto a alguno que me pique, y con mi cuerpo cada vez más cansado y débil. Continúo subiendo, y me encuentro con algunos, principalmente en la zona de pista. En mi vida había visto tantos escorpiones!! No sé si sería por la temperatura o por su propia supervivencia de alimentarse por la noche de otros insectos. Con las cuarta subida realizada, empiezo a bajar y decido dejar el reto, ya que bajando no podía verlos ni esquivarlos… Me pegué un buen entreno nocturno: 22 km. con un desnivel positivo de 1.950 m.



Pasan los días y no encuentro momento para volverlo a intentar, pero sí que hablo durante este tiempo con mi amigo Paquillo (guarda en la caseta de las Tres Cruces) y me comenta, que a ser posible, que el nuevo intento de reto lo haga coincidir cuando él esté trabajando, porque le haría ilusión.


Después de ver varios días, parece que llega de nuevo el momento: el día 4 de octubre, eso sí, del plan inicial cambiaré la hora de salida, esta vez a las 5 de la mañana para así utilizar el frontal lo menos posible y aprovechar el frío de las primeras horas del día (siempre hay que aprender algo de los errores). Así, el día 3 empiezo a preparar todo lo que necesito en la furgoneta, ya que va a ser mi “campo base” para este reto: coca-cola, isotónico, pan, embutido, chocolate, frutos secos, ropa seca para cambiarme un par de veces, frontal de repuesto, bastones (plan inicial cogerlos en las tercera subida), y las bolitas de madera…



4:00 de la mañana; me levanto y toca desayunar fuerte, el día va a ser duro. Me preparo y decido abrigarme algo más porque en el inicio hará frío. Cojo la furgoneta y me voy directamente para la Fuente Alta. Aparco en la entrada, me bajo de la furgoneta y veo que hoy es el día. La ansiada soledad del reto me espera entre pinares, piedras y ruidos de la noche. Pongo el GPS a conectar y empieza a darme fallos (uuuff, empezamos pronto con los problemas, ¿aunque realmente éste era un problema? ¿Tenía que demostrarle a alguien lo que quería hacer?). Empieza mi ritmo de subida cómodo, con el plan que tenía de trotar/andar. Mis piernas parece que van bien, el ritmo es bueno, aunque sé que cuando vayan pasando los kilómetros y el desnivel, muscularmente iré sufriendo. Son las 9 y ya llevo 4 subidas y bajadas; como y paro en la furgoneta para ir dando respiro a las piernas. En pocos kilómetros las piernas van notando que va a ser un día duro. Veo a mi Maribel que viene a verme, me pregunta por sensaciones, y por ahora genial. En la 5ª subida ya me encuentro a mi amigo Paquillo ascendiendo a su puesto de trabajo (vigilante en la cima del INFOCA); me pregunta si me lleva agua, café o algunas cosas por si necesito algo. Evidentemente en un trayecto tan corto, con tener siempre la furgoneta de referencia me bastaba, pero su apoyo moral era fundamental. Continúo bien, aunque se va notando el desnivel en las piernas, sin tener aun ningún músculo sobrecargado. En la 6ª subida veo a mi amigo Pascual, que viene a verme y me dice “hoy sí”…quizás mi capacidad mental iba endureciéndose paso a paso. En la 7ª me noto algo débil y decido ir sumando pero bajando el ritmo y parar un poco más para comer y recuperar… En la 8ª veo a Manu y su novia, han llegado a verme, hablo un poco con ellos y les digo que ya voy algo “tocado”. La 9ª fue dura dura, iba algo débil y el cuádriceps de la pierna derecha iba castigado. Me encuentro a mi amigo Dani “Pitaya España”, Antonio y otros amigos, que me dan ánimos, pero empiezo a tirar de reservas. Como y tengo ya un poco el estómago saturado… 



La subida es mortal, mis bastones me ayudan a subir, pero ya con ciertas molestias en las costillas de no estar acostumbrado,… Llego arriba, uuufff me quedan 3 bajadas y 2 subidas, ya se me hacían más duras las subidas que las bajadas, aunque muscularmente era más duro bajar que subir. Llego a la furgoneta aparece Maribel y me da el último empujón de ánimos “venga que ya lo tienes”. Empiezo la 10ª y la verdad es que no me encuentro muy mal pero eso sí regulando mucho el ritmo, llego a la cima y Paquillo me da ánimos, me ofrece un café pero le digo que mejor no, porque tengo el estómago regular… ya tengo puesto “L O-C O N S E G U Í”, me falta solo una bola de madera “SAG”. Me digo a mi mismo “venga Chamorro”! Bajo y parece que ya la pierna va regular pero sólo me queda una última subida, comienzo disfrutándola, aunque con fatiga y ya con un ritmo lento pero continuo. Empiezo a saborear la finalización del reto, llegando a la undécima cima, Paquillo me lo celebra ofreciéndome una silla para descansar unos segundos; me vuelve a ofrecer el café (que nos queda pendiente) pero le dijo “mejor que no”. La bajada observando el pantano de Iznájar, la disfruto como nunca. Llego al coche, una meta diferente, con gente en la Fuente Alta pero desconociendo lo que llevaba desde las 5 de la mañana. Nadie me espera, pero no es necesario; quizás bonito hacer algo y saborearlo sin que nadie te esté esperando. En total 11 horas y 41 minutos, distancia 60,1 kilómetros, desnivel positivo 5.369 m. Y mil vueltas a ideas que me acompañaron durante tantas subidas y bajadas por mi querida Sierra de Rute. Sin más, me despido en este relato, agradeciendo a todos los que estuvieron pendientes y a los que después me escribieron para interesarse por mí. Continuaré con más retos, seguro. Ya me conocéis, soy inquieto por naturaleza y me muevo por impulsos para mejorar y disfrutar como persona, con las personas y por las personas. 



Agradecer por las fotografías a Manu Cano

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